! ✿ Narcóticos contra el mal de amor.

La vida, es como una estación de trenes. Donde estos, son las oportunidades que se nos presentan. Ellos están siempre. Algunos llegan temprano,  otros tarde, y el resto, son puntuales. Todos están, todos pasan, pero no siempre en el momento que nosotros queremos, ya que ellos tienen un destino. Aunque nosotros tomamos solamente los que van hacia donde queremos ir. Algunos, pasan una sola vez en la vida. Tenemos pasaje libre en ellos, solo debemos de elegir el destino. Pero sucede que no siempre llegamos en hora, y los perdemos. Entonces ahí podemos hacer dos cosas: sentarnos a esperar el próximo (que tal vez nunca pase), o tomarnos lo más rápido otro que nos deje un poco cerca, y así reenganchar más adelante. La vida, es esa estación, esas vías, esos trenes. Y en el viaje y la espera, conocemos muchos pasajeros más, que también esperan por sus trenes.  Aunque a veces tienen destinos distintos a los nuestros, no debemos retenerlos, ni inferir en su viaje, porque para cada uno de nosotros, se tiene un plan distinto; y puede ser que si hacemos que la otra persona se retrase, pierda su tren, y nunca más vuelva a pasar. Debemos aceptarlas con su elección de destino que tengan y disfrutar esa espera, o ese viaje, juntos. Pero cuando llegue la hora de partir (que siempre llega) dejarlo irse, porque hay muchas vías que debe recorrer, y nosotros también. Ya nos volveremos a topar con otro pasajero en nuestro camino, y la historia se repetirá. Pero a pesar de todo, no borrar su recuerdo, quedarnos con eso que nos dejo, con el aprendizaje, la experiencia y la satisfacción de haber vivido un hermoso momento, que quedará para siempre, en ambas memorias.